miércoles, 29 de octubre de 2014

La actividad física es buena para todos


En una breve y muy acertada declaración, el Dr. K. H. Cooper define el ejercicio físico como "el método para poner más años en su vida y más vida en sus años". La mayoría de las personas pueden beneficiarse de realizar actividad física de forma regular. Es frecuente que la gente piense que hace suficiente ejercicio en el trabajo. Muchos piensan que son demasiado viejos para empezar, otros que su forma física ya es demasiado mala para intentar recuperarla. Obesidad, diabetes , o alguna discapacidad física, pueden ser las razones que desanimen al sujeto para comenzar a realizar actividad física. Pero en muchas ocasiones son simplemente la pereza, o las expectativas de fatiga y dolor las que impiden que ni siquiera llegue a intentarse. 
En la actualidad parece existir evidencia suficiente que pruebe que aquellos que llevan una vida físicamente activa pueden obtener una larga lista de beneficios para su salud:


Disminuye el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares en general y en especial de mortalidad por cardiopatía isquémica en grado similar al de otros factores de riesgo como el tabaquismo.

Previene y/o retrasa el desarrollo de hipertensión arterial, y disminuye los valores de tensión arterial en hipertensos.

Mejora el perfil de los lípidos en sangre (reduce los triglicéridos y aumenta el colesterol HDL ).

Mejora la regulación de la glucemia y disminuye el riesgo de padecer diabetes no insulin dependiente. 
Mejora la digestión y la regularidad del ritmo intestinal. 
Disminuye el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como el de colon, uno de los más frecuentes y sobre el que al parecer existe mayor evidencia.

Incrementa la utilización de la grasa corporal y mejora el control del peso.

Ayuda a mantener y mejorar la fuerza y la resistencia muscular, incrementando la capacidad funcional para realizar otras actividades físicas de la vida diaria.

Ayuda a mantener la estructura y función de las articulaciones. La actividad física de intensidad moderada, como la recomendada con el fin de obtener
beneficios para la salud, no produce daño articular y por el contrario puede ser beneficiosa para la artrosis .

La actividad física y de forma especial aquella en la que se soporta peso, es esencial para el desarrollo normal del hueso durante la infancia y para alcanzar y mantener el pico de masa ósea en adultos jóvenes.

Ayuda a conciliar y mejorar la calidad del sueño.

Mejora la imagen personal y permite compartir una actividad con la familia y amigos.

Ayuda a liberar tensiones y mejora el manejo del estrés.

Ayuda a combatir y mejorar los síntomas de la ansiedad y la depresión, y aumenta el entusiasmo y el optimismo.

Ayuda a establecer unos hábitos de vida cardiosaludables en los niños y combatir los factores (obesidad, hipertensión, hipercolesterolemia, etc.) que favorecen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.

En adultos de edad avanzada, disminuye el riesgo de caídas, ayuda a retrasar o prevenir las enfermedades crónicas y aquellas asociadas con el envejecimiento. De esta forma mejora su calidad de vida y aumenta su capacidad para vivir de forma independiente.

Ayuda a controlar y mejorar la sintomatología y el pronóstico en numerosas enfermedades crónicas ( Cardiopatía isquémica , Hipertensión arterial,

Enfermedad pulmonar obstructiva crónica , Obesidad, Diabetes , Osteoporosis, etc.)

Disminuye la mortalidad tanto en adultos jóvenes como en los de mayor edad, siendo incluso menor en aquellos que tan sólo mantienen un nivel de actividad física moderado que en los menos activos o sedentarios.

Por último, todos estos beneficios tendrán una repercusión final en la reducción del gasto sanitario. Este es un argumento de peso para que tanto las administraciones públicas como privadas apoyen la promoción de la actividad física en todos los estamentos de nuestra sociedad.





Beneficios en la actividad física infantil

Ese deporte y esos juegos practicados en la escuela deberían extenderse a otros momentos del día, no sólo los fines de semana que es cuando generalmente los padres podemos estar más tiempo con ellos, sino cada día, solos, con nosotros, con otros niños.
El deporte o la actividad física ha de ser practicada como un juego, de forma individual o en grupo, interaccionando con los compañeros y de un modo habitual. Si logramos que los niños estén en movimiento, al tiempo que se divierten les llegan numerosos beneficios.
Las ventajas de practicar ejercicio son tanto físicas como emocionales, son conocidas y has sido avaladas por numerosos estudios a lo largo de la historia. Destacamos diez beneficios de la actividad física infantil que nos recuerdan que nuestros hijos deben hacer deporte.
  • El niño se relaciona con sus semejantes, otros niños o adultos, comprendiendo las reglas del juego y experimentando. Se hace más colaborador y menos individual, reconociendo y respetando a sus semejantes.
  • El niño aprende (a veces poco a poco) a superar la timidez, y amplían sus mecanismos de relación social y la seguridad y confianza en sí mismo.
  • En el deporte en grupo el niño aprende a adquirir responsabilidades y a cooperar.
  • La actividad física puede frenar los impulsos excesivos de los niños que aún no saben controlar el exceso de nervios o de energía.
  • Produce una mejora y un aumento de las posibilidades motoras del niño, movimientos coordinados, fuerza…
  • La actividad física contribuye a una adecuada maduración del sistema muscular y esquelético. Huesos y músculos fuertes son la base para un crecimiento adecuado.
  • Potencia la creación de hábitos saludables, desde la propia práctica del ejercicio a una alimentación sana o una adecuada higiene corporal, cuestiones a las que los padres debemos contribuir con nuestro ejemplo y enseñanzas.
  • Junto a una dieta equilibrada, el ejercicio contribuye a la regulación del peso corporal, evitando la obesidad, uno de los mayores males de la infancia de nuestro tiempo.
  • El ejercicio también mejora las funciones cardiovasculares. Por ello contribuye a prevenir determinadas enfermedades degenerativas como la arteriosclerosis, estrechamente relacionalas enfermedades cardiovasculares. 

  • Y, tal vez lo más importante para el propio niño, que le anime a seguir practicando ejercicio, es que el niño se divierte al considerar la actividad física o el deporte como un juego, en el que la competición y las exigencias están en un nivel inferior al disfrute.

Desde que son bebés los padres podemos favorecer la actividad física (lógicamente limitada y con nuestra ayuda al principio), y conforme crezcan nuestros hijos podemos animarles y acompañarles en sus primeras actividades físicas, desde gatear a aprender a dar saltos, pasando después a ampliar el campo de juego junto a nosotros y otros niños.
Finalmente estarán preparados para el juego en grupo sin la intervención de los adultos, pero a esto sólo se llega si cumplimos los pasos previos. Y, en cualquier caso, jugar con ellos, sean lo mayores que sean, siempre es una experiencia positiva para todos y un modo delicioso, divertido y sano de pasar tiempo en familia.
Vale la pena porque, como vemos, los beneficios de la actividad física infantil son variados e imprescindibles para un buen desarrollo no sólo físico sino también psíquico, contribuyendo a fortalecer la personalidad del niño y valores importantes para la vida en sociedad.

La actividad física durante la adolescencia

La actividad física durante la adolescencia


Se recomienda que los adolescentes realicen 1 hora de actividad física la mayoría de los días (preferentemente todos) de la semana. Sin embargo, la actividad física tiende a disminuir durante la adolescencia. Muchos adolescentes abandonan los deportes organizados y la participación en clases diarias de educación física queda en el pasado.
Pero si existe una oportunidad e interés, los adolescentes pueden beneficiar su salud casi a través de cualquier actividad que disfruten, como andar en patineta, patinar sobre ruedas, yoga, natación, danza o patear una pelota de trapo en la vereda. El levantamiento de pesas, bajo la supervisión de un adulto capacitado, puede aumentar la fuerza y prevenir lesiones deportivas.
Los adolescentes pueden integrar la actividad física en las rutinas diarias; por ejemplo, caminar hasta la escuela, hacer tareas del hogar o encontrar un trabajo activo de medio tiempo. Pueden ser consejeros en campamentos o colonias de vacaciones, cuidadores de niños o asistentes del entrenador en equipos deportivos de jóvenes. Todos ellos son trabajos que permiten mantenerse activo.

Motivar a los adolescentes para que sean activos


Los adolescentes enfrentan numerosas presiones sociales y académicas, además de lidiar con cambios físicos y emocionales. Los estudios indican que, en promedio, los adolescentes dedican más de 6 horas diarias a diferentes medios de comunicación, lo cual incluye mirar televisión, escuchar música, navegar en Internet y jugar videojuegos. No resulta sorprendente que los adolescentes no puedan encontrar el momento para hacer ejercicio, y muchos padres no pueden motivarlos para que estén activos.
Los padres deben intentar ceder a los adolescentes el control sobre la forma en que decidan mantenerse activos físicamente. Los adolescentes se están definiendo como individuos y desean el poder de tomar sus propias decisiones. Por lo tanto, se muestran reacios a hacer otra cosa más que les ordenen. Subraye que no se trata de lo que hagan, sino que simplemente deben realizar actividad física regularmente.
Una vez que comienzan, muchos adolescentes disfrutan de la sensación de bienestar, reducción del estrés y mayor fuerza y energía que les brinda el ejercicio, y quizás comiencen a acercarse a él sin el empujón de sus padres.
Para mantener a los adolescentes motivados las actividades deben ser divertidas. Apoye las elecciones de su hijo proporcionando el equipo, el transporte y la compañía. Los pares pueden tener influencia en la vida de los adolescentes; cree oportunidades para que se mantengan activos junto a sus amigos.
Ayude a su hijo a permanecer activo encontrando un régimen de ejercicio que sea adecuado a sus horarios. Es posible que su hijo no tenga tiempo de jugar un deporte de equipo en la escuela o la liga local, pero muchos gimnasios ofrecen membresías para adolescentes y es posible que los niños puedan hacerse de tiempo para visitarlo antes o después de la escuela. Es posible que su hijo adolescente también se sienta más cómodo haciendo ejercicios con videos en casa. Si el transporte es un obstáculo, intente coordinar el horario de ejercicio de su hijo con el suyo.
Además, todos los adolescentes deben limitar el tiempo que dedican a actividades sedentarias, como mirar televisión y usar la computadora.

Más salud para los adultos,más actividad física

La actividad física en los adultos

Niveles recomendados de actividad física para la salud de 18 a 64 años

Para los adultos de este grupo de edades, la actividad física consiste en en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos (por ejemplo, paseos a pie o en bicicleta), actividades ocupacionales (es decir, trabajo), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.
Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de ENT y depresión, se recomienda que:
  • Los adultos de 18 a 64 años dediquen como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
  • La actividad aeróbica se practicará en sesiones de 10 minutos de duración, como mínimo.

  • Que, a fin de obtener aún mayores beneficios para la salud, los adultos de este grupo de edades aumenten hasta 300 minutos por semana la práctica de actividad física moderada aeróbica, o bien hasta 150 minutos semanales de actividad física intensa aeróbica, o una combinación equivalente de actividad moderada y vigorosa.
  • Dos veces o más por semana, realicen actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.
Actividad física para todos

Estas recomendaciones se aplican a todos los adultos sanos de 18 a 64 años, salvo que coincidan dolencias médicas específicas que aconsejen lo contrario. Son válidas para todos los adultos independientemente de su sexo, raza, origen étnico, o nivel de ingresos. También se aplican a las personas que estando en ese margen de edad sufren enfermedades crónicas no transmisibles no relacionadas con la movilidad, tales como hipertensión o diabetes.
Estas recomendaciones pueden ser válidas para los adultos discapacitados. Sin embargo, a veces habrá que adaptarlas en función de la capacidad de ejercicio de la persona y de los riesgos específicos para su salud o sus limitaciones.
Hay muchas maneras de acumular el total de 150 minutos semanales.
El concepto de acumulación se refiere a la meta de dedicar en total cada semana 150 minutos a realizar alguna actividad, incluida la posibilidad de dedicar a esas actividades intervalos más breves, al menos de 10 minutos cada uno, espaciados a lo largo de la semana, y sumar luego esos intervalos: por ejemplo 30 minutos de actividad de intensidad moderada cinco veces a la semana.

Las mujeres embarazadas o en periodo puerperal y las personas con problemas cardiacos pueden tener que tomar más precauciones y consultar al médico antes de intentar alcanzar los niveles recomendados de actividad física para este grupo de edad.

Los adultos inactivos o con enfermedades limitantes verán mejorada también su salud en alguna medida si pasan de la categoría "sin actividad" a la de "cierto nivel" de actividad. Los adultos que no siguen las recomendaciones de realización de actividad física deberían intentar aumentar la duración, la frecuencia y, finalmente, la intensidad como meta para cumplirlas.
Efectos beneficiosos de la actividad física en los adultos

En general, una sólida evidencia demuestra que, en comparación con los hombres y mujeres adultos menos activos, las personas más activas:
  • presentan menores tasas de mortalidad por todas las causas, cardiopatía coronaria, hipertensión, accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo 2, síndrome metabólico, cáncer de colon y mama, y depresión;
  • probablemente tienen un menor riesgo de fractura de cadera o columna;
  • presentan un mejor funcionamiento de sus sistemas cardiorrespiratorio y muscular, y
  • mantienen más fácilmente el peso, y tienen una mejor masa y composición corporal.

Noticias sobre salud

Vidas sedentarias, la otra epidemia global

Esta costumbre mata a más de cinco millones de personas al año


DAVID HERMOZA (BANCO MUNDIAL)
Una persona sale de su casa para el trabajo y al llegar a la parada de autobús descubre que la han colocado dos cuadras más lejos. En el edificio en el que está su oficina se entera de que los elevadores solo paran cada cuatro pisos. Más tarde, al ir de compras, se encuentra con que el centro comercial desconectó todas las escaleras eléctricas.
Probablemente la persona se irrite por tener que hacer con sus dos pies lo que antes hacía sobre una máquina, además de que estos nuevos arreglos significan que debe dedicar más tiempo a trasladarse, llegar a su lugar de trabajo, o ir de compras. Estos cambios, sin embargo, podrían estarle salvando la vida.
El sedentarismo mata a unas 5.3 millones de personas al año, según la OMS, y con el aumento y envejecimiento de la población, cada vez estará más presente, especialmente en las regiones de ingresos bajos y medios. En el caso de Latinoamérica se estima que provoca 1 de cada 10 muertes.
Aunque en los últimos días el panorama informativo internacional ha estado dominado por los brotes de ébola y chikungunya en distintos países, cada vez más gente en el mundo cultiva un estilo de vida que representa una seria amenaza para la salud pública.
Y es que los estilos de vida con poca o nula actividad física son el principal causante del sobrepeso y la obesidad, así como uno de los mayores factores de riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares y artrosis y cáncer de colon y mama. Todas ellas, combinadas, representan el 63% de las muertes anuales. En Latinoamérica, la inactividad física es uno de los factores de riesgo más preponderantes para las enfermedades crónicas no transmisibles.

Más consultas, más enfermedades

Aparte de repercutir directamente en la calidad de vida de los ciudadanos, el sedentarismo supone un fuerte desgaste de los sistemas de salud de la región, ya que implica un aumento poco deseable de consultas médicas y de poblaciones con más riesgo de padecer enfermedades no transmisibles.


ROBERT VALLS (BANCO MUNDIAL)
Según los expertos, la inactividad física generalizada en nuestras sociedades tiene su origen en la urbanización y en la implementación masiva de avances tecnológicos. Desde ver la televisión en el sofá o desempeñar empleos sin componente físico, las sociedades modernas han desarrollado hábitos poco saludables cuyas consecuencias son cada vez más preocupantes.
Un simple ejemplo ayudará a comprender mejor la magnitud de la situación: la acción de barrer el piso de una casa, por ejemplo, equivale a caminar unas 30 cuadras. Con la aparición de las aspiradoras inteligentes, desaparece el ejercicio. Al uso de la tecnología cabe sumarle los desplazamientos motorizados, que reemplazaron a las tradicionales y más sanas caminatas.
“El espacio público condiciona el estilo de vida de los ciudadanos”, explica Luís Pérez, especialista en salud del Banco Mundial. “Las ciudades tienen un papel importante en impulsar el ejercicio físico: pueden crear sendas y aceras amplias o fomentar el uso de espacios públicos como parques. Sin embargo, todas estas iniciativas están supeditadas a que los espacios que se creen sean seguros y estén bien iluminados”, afirma Pérez.

Comodidad vs salud

Pero realizar ejercicio, al fin y al cabo, es una elección personal. Y en muchas ocasiones los ciudadanos prefieren vivir al lado de estaciones de transporte público que caminar unos minutos, en un ejemplo de cómo la comodidad de los avances modernos y la tendencia a no perder tiempo están afectando directamente en la salud de los propios habitantes. Ante esta coyuntura, son las autoridades quienes deben actuar para ayudar a que la vida en las ciudades sea un tanto más física.
Según Pérez, existen medidas simples que podrían ayudar a paliar los efectos del sedentarismo y a crear sociedades más sanas. Por ejemplo, poner paradas de autobús cada cuatro cuadras en lugar de a cada dos ayudaría a que se caminara más y se cumpliera así el mínimo de ejercicio físico semanal, estimado en tres días por semana, media hora cada día. En este sentido, también se contempla crear ejes de transporte público alejados (dos o tres cuadras) de los núcleos comerciales de las ciudades.
Otra de las medidas prácticas que podrían causar un efecto positivo es restringir el uso del ascensor o reducir el número de escaleras mecánicas en los grandes centros comerciales. En definitiva, se trata de medidas públicas que incorporen el ejercicio al día a día de los ciudadanos.

Cómo evitar los males del sedentarismo

Paralelamente, en lo que a la esfera privada se refiere, los expertos recomiendan una serie de medidas para evitar convertirse en un ser sedentario y dejar de estar tan expuesto a las enfermedades asociadas. Entre ellas, destacan el realizar al menos 30 minutos de ejercicio, ya sea caminar enérgicamente, subir y bajar escaleras, bailar, andar en bicicleta, nadar, caminar en lugar de utilizar auto, realizar tareas domésticas y de jardinería, lavar el auto, practicar deportes. De hecho, según la OIT, las personas que realizan poca actividad física corren un riesgo entre 20% y 30% mayor de morir por cualquier causa.
Esta actividad, recomiendan los expertos, debe realizarse de forma gradual, dos o tres veces por semana, y debe incrementarse a medida que pasa el tiempo.

¿Se puede hacer deporte a partir de los 80 años?

¿O hay un límite de edad para el ejercicio físico? Consulte con su médico y siga las instrucciones que le facilitamos. Arriba rodillas

Se tenga la edad que se tenga, nunca hay que parar. El movimiento es salud desde la infancia hasta la tercera edad, pero muchas personas abandonan el ejercicio conforme van cumpliendo años.
Sin embargo, y como expresó en su día Gro Harlem Brundtland cuando era directora general de la OMS: “Tenemos un remedio inmediato, seguro y ajustado para algunos de los principales riesgos de la salud. Es gratis. Funciona para ricos y pobres, hombres y mujeres, jóvenes y mayores. Es la actividad física”.
Ser fiel a ella de forma regular permite, tal y como explica Manuel Villanueva, traumatólogo, maratoniano y director médico de Avanfi-tulesióndeportiva.com, “mantener la energía, la independencia, reducir el dolor, mejorar el estado general de salud, aliviar los síntomas de determinadas enfermedades y prevenir otras como las enfermedades cardiacas, la obesidad, la diabetes y hasta el deterioro cognitivo”.
“Además, aumenta la participación social, incrementa la calidad del sueño, un beneficio muy de agradecer según se cumplen años, reduce la ansiedad y la depresión, mantiene el equilibrio psíquico e incrementa la longevidad”, apostilla el doctor Guillermo Rodríguez, especialista en medicina deportiva del mismo centro. Álvaro Iborra, director de fisioterapia y osteopatía en Avanfi-tulesiondeportiva.com, recomienda estas actividades para los mayores de 80: “Una buena forma de empezar con la práctica de ejercicio es caminar. Se puede hacer en cualquier lugar y en cualquier momento.Gimnasia acuática y natación son muy recomendables. porque el agua favorece la reducción de la tensión de las articulaciones del cuerpo. El yoga, que da flexibilidad y fuerza, es otra buena opción, sin descartar otros deportes como el golf o el pilates”.

Gimnasia acuática y natación son muy recomendables, porque el agua favorece la reducción de la tensión de las articulaciones del cuerpo" (Álvaro Iborra, fisioterapeuta)
Los especialistas consultados coinciden en señalar que las personas de edad más avanzada no se animan a realizar deporte porque sienten que es un desafío. “Bien por problemas de salud, por temor a lesiones o caídas o porque, simplemente, no saben por dónde empezar. Muchos de nuestros mayores creen además que ‘ya es demasiado tarde’ para adentrarse en esta aventura porque van a envejecer de todas formas”, detalla el doctor Rodríguez.
Pero la realidad es bien distinta. El ejercicio es la clave para mantenerse fuerte, enérgico y saludable a medida se cumplen años. “Basta con agregar movimiento y actividad a la vida diaria: subir escaleras en lugar de coger el ascensor, dar paseos cortos o hacer flexiones de rodilla tras mucho tiempo sentado”, recalcan los expertos Villanueva e Iborra.

Los pilares de la longevidad

El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de EE. UU.(NIA) sugiere cuatro tipos de ejercicios para realizar con regularidad por los excelentes resultados que aportan. Y defiende que establecer un hábito para su práctica puede retrasar el envejecimiento.
- Las actividades de resistencia, porque aumentan el ritmo cardiaco y la respiración. Estos ejercicios mejoran la salud del corazón, los pulmones y el sistema circulatorio, y se ha demostrado que pueden ayudar a prevenir o retrasar enfermedades.
- Los ejercicios de fortalecimiento, que permiten obtener la fuerza suficiente para hacer cosas que se necesiten o gusten.
- Los ejercicios de equilibrio, porque ayudan a prevenir caídas
- Los ejercicios de estiramiento que facilitan conservar el cuerpo fuerte y flexible.
Si ya está convencido de que cumplir los 80 no significa 'butaca y manta', tan solo recuerde este consejo de Ángel de la Rubia, director del Centro Terapéutico del Pie Siglo XXI: “Es importante consultar con su médico antes de su inicio y escoger el material deportivo adecuado, como es el caso de las zapatillas”. Según los expertos, es conveniente que cuando el doctor valore su historia clínica (factores de riesgo cardiovascular, uso de medicamentos, síntomas de dolor torácico o dificultad respiratoria), continúe con la realización de un examen físico que incluya pruebas de pulso en reposo, de esfuerzo, exploración pulmonar y de rango de movimiento, así como una exploración neurológica (órganos sensoriales, motricidad y equilibrio).
En algunos casos, será necesario que un instructor geriatra sea quien determine su ritmo. Pero si se siente con fuerzas para emprender por sí solo esta tarea, aquí van cuatro ejercicios sencillos que se pueden realizar en casa y enseguida evidenciarán resultados:
1. Abdominales. No solo ayudan a los músculos del abdomen, sino también al fortalecimiento de la columna. Una forma de practicarlos es acostándose bocarriba, flexionando las rodillas y levantando los pies. Posteriormente, empiece a pedalear como si estuviera en una bicicleta.
2. Brazos. Estire los brazos, enlace las manos por los dedos y presione las mismas entre sí, después cambiamos la posición, pasando la mano que estaba hacia abajo hacia arriba y viceversa. Apoye la palma de una mano en la de la otra y empuje mutuamente, alternando la posición después de unos segundos de trabajo, como hicimos anteriormente.
3. Rodillas. Fortalece los músculos de la parte posterior del muslo. Se pueden usar pesas de tobillo si ya ha realizado actividad física previa. Póngase derecho, con las manos apoyadas en el respaldo de una silla que le sirva de sujeción. Incline la rodilla izquierda, de modo que la pantorrilla suba lo más cerca posible del muslo. No mueva la parte superior de la pierna y espere tres segundos a bajarla. Repita lo mismo con la derecha. Alterne los ejercicios con ambas piernas y haga repeticiones.
4. Caderas. De nuevo, apóyese en una silla o mesa y levante la rodilla izquierda lo más cerca del pecho. Manténgase recto, sin inclinar la cintura ni las caderas, al menos un minuto. Repita con la otra rodilla.

¿Los deportes de riesgo tienen algún beneficio físico?

Este es el modo en que actividades como el montañismo o el paracaidismo repercuten sobre nuestro cuerpo

Como su propio nombre indica, un deporte de riesgo entraña un peligro que puede repercutir negativamente sobre la salud. Pero todas las actividades físicas conllevan ese riesgo. Es algo que hay que tener en cuenta: la relación entre el beneficio que aporta el ejercicio y el riesgo que supone. En este caso, depende de cada disciplina.
En los deportes de riesgo, suele haber más trances que beneficios, pero aquellos se pueden minimizar. Por ejemplo, el descenso de aguas bravas, aunque es un deporte olímpico, también es una disciplina de riesgo, porque existe la posibilidad de que a uno lo arrastre la corriente o de chocar contra alguna roca. Por eso, ahora se hace en una piscina que simula un río peligroso, con lo que el peligro queda controlado. Este deporte en concreto sí tiene más beneficios físicos que otras actividades homólogas, porque precisa de una gran preparación corporal.
Hay otros deportes de riesgo que también proporcionan un beneficio físico muy claro. El montañismo de alta altura es un ejemplo: es muy peligroso, tal como muestran los datos, pero la preparación previa a la que se someten los montañistas sí beneficia al cuerpo, pues tienen que entrenarlo para resistir en zonas con poca concentración de oxígeno. Prepararse para escalar el Everest implica una disposición cardiovascular brutal.
Otro ejemplo es el surf. Aunque quizá no se considere un deporte de riesgo en sí, existen muchos peligros, como las caídas, los choques contra las rocas, los tiburones… Pero, desde luego, tiene beneficios, porque cuando uno empieza tiene que acostumbrar a su cuerpo amantenerse sobre una tabla, para lo cual se tardan días. Solo ese tiempo ya supone un aumento importante de fuerza, resistencia y equilibrio.
En el otro lado están los deportes de riesgo que no aportan beneficios físicos (la mayoría: paracaidismo, descenso con esquís o bicicleta por cimas de cañones, salto base, skateboard de rampas gigantes…).Aquí la satisfacción es psicológica: sus practicantes buscan la liberación de adrenalina y la sensación de haber vencido un reto.
*Marcos Flórez es entrenador personal y fundador deestarenforma.com.